lunes, 24 de mayo de 2010

Remedios naturales contra la Influenza.

El uso de hierbas, homeopatía y vitaminas, aumenta la salud y reduce la susceptibilidad a contraer una enfermedad infecciosa.

Existen muchos remedios naturales que elevan la inmunidad a la influenza estacional, AH1N1 y a otras enfermedades virales o bacterianas. El problema no son los virus ni las bacterias, sino la susceptibilidad, es decir la capacidad individual de resistir a una enfermedad infecciosa.

Los virus no van a multiplicarse en un cuerpo sano. Constantemente, tenemos estreptococos en la garganta, aunque rara vez experimentamos una faringitis estreptocócica. Lo mismo vale para la influenza estacional, AH1N1 y otras cepas virales. La exposición lleva a la enfermedad sólo si se inhibe el sistema inmunológico y se debilita la vitalidad de la persona. NO se deben de suprimir las mucosidades. Es importante dejar que el cuerpo descargue las toxinas.

La mayor parte de los virus, andando el tiempo, se vuelven menos agresivos, porque quieren esparcirse en sus hospedadores y no matarlos. Si matan a sus hospedadores, también ellos mueren. Los virus que no sobreviven -aquéllos que están dentro de seres humanos con sistemas inmunológicos fuertes- se hacen menos virulentos.

CONSEJOS DE ESTILO DE VIDA

Dormir mucho. Para mejorar la resistencia a cualquier enfermedad, lo más importante que puede hacerse es descansar lo suficiente. El cuerpo sabe cómo sanarse, y si se empieza a sentir fatiga durante un tiempo, significa que el sistema inmunológico está sometido a un mayor estrés. Hay que dormir siesta, acostarse más temprano, distenderse, y dejar que el cuerpo haga lo que hace mejor: reparar y reconstruir.

Hidratarse. Nuestros cuerpos son 80% agua. Hay que beber mucha agua cada día para permanecer hidratado y dejar que el cuerpo lave con agua las toxinas de la sangre y del hígado. Para obtener resultados óptimos, bébase agua pura, no bebidas gaseosas ni jugo.

Hacer ejercicio. El ejercicio aumenta la resistencia a la enfermedad. Estimula la limpieza del flujo sanguíneo y aumenta la secreción de hormonas naturales que reducen la tensión. Para que sea beneficioso, el ejercicio no tiene que ser tan vigoroso. La ciencia ha demostrado que caminar a diario es bueno para la salud y bienestar.

Pasar tiempo al aire libre. Los beneficios curativos de la naturaleza son nuestros, y todo lo que es necesario hacer es dar un paso hacia fuera. El aire fresco limpia los pulmones y la vitamina D de la luz del sol es excelente para la salud en general. El aire fresco es beneficioso incluso en un día de lluvia o en la noche. La exposición a la naturaleza y al magnífico aire libre también ayuda a tener emociones sanas.

Algunos dicen que la influenza “empieza en el intestino y termina en el intestino”. Esto significa que si tienes buena digestión, aumentarás tu resistencia a la influenza. Se aconseja tomar probióticos a diario. Los probióticos vivos se encuentran disponibles en las tiendas de alimentos naturales, y ahora los probióticos se encuentran cada vez más en tiendas de abarrotes, en el cultivo de yogur y aun en el chocolate.

HIERBAS, VITAMINAS Y MINERALES

Vitamin C. La ingesta diaria de vitamina C puede ayudar a prevenir la influenza. Estudios clínicos han demostrado que el cuerpo absorbe grandes megadosis de vitamina C. La vitamina C es un basurero de radicales libres y ayuda a proteger los glóbulos blancos de la sangre. La investigación ha demostrado que la vitamina C tomada a diario puede prevenir un resfrío o influenza, o bien acortar su duración. Mejor es tomarla a diario como preventivo. Un estudio de 1999, publicado en el Journal of Manipulative and Physiological Therapeutics, indicó que 1 g de vitamina cada hora por 6 horas y, posteriormente, 1 g tres veces al día pueden aliviar en forma efectiva o incluso prevenir los síntomas de la influenza.

Advertencia: Si se toma vitamina C con un suplemento de calcio, no producirá diarrea. Redúzcase la dosis si hay antecedente de cálculos renales. La megadosis también puede interferir con pruebas de diabetes y con la coagulación sanguínea. Dosis: 0,5 a 1 diarios, hasta 10 g diarios cuando se esté combatiendo la influenza. Una alternativa posible es comenzar con 3 g y luego 1 g cada hora, hasta que disminuyan los síntomas.

Vitamina A. La vitamina A aumenta la inmunidad mediante la estimulación de la actividad de los linfocitos T y el betacaroteno, uno de los componentes de la vitamina A. Aumenta la función del timo y estimula el desarrollo de los glóbulos blancos, que combaten la enfermedad. La vitamina A aumenta la producción de mucosidad, ayudando con esto a la limpieza. También es un antioxidante. Dosis: Tómese diariamente según las instrucciones del fabricante.

Kaloba (Pelargonium sidoides). El uso de la planta Pelargonium sidoides fue descubierto en 1897 por un viajero inglés a Sudáfrica, quien lo llamó “Cura para la Tisis de Steven”. Este remedio se extrae de una especie de geranio que, tradicionalmente, usan los curanderos Zulu para dolencias respiratorias y digestivas. La investigación ha demostrado alivio de los síntomas respiratorios, como también una menor duración y gravedad reducida de la irritación de senos y bronquios. El remedio se extrae de las raíces y se prepara homeopáticamente. El médico misionero Adrien Swchehaye publicó en Suiza casos de curación que se remontan a 1929. Dosis: 1 cucharadita, 4 a 5 veces al día.

Saúco. Se sabe que esta hierba apoya al sistema inmunológico y estimula la capacidad del cuerpo para combatir los virus. Las bayas de saúco se han usado en medicina desde el siglo V, para tratar la influenza y los efectos nocivos de los enfriamientos, y a los cuales se han referido Hipócrates, Dioscúrides y Plinio. Los estudios han demostrado que las bayas de saúco inhiben la recidiva de la influenza humana a virus de tipo A y de tipo B, y las cepas animales del cerdo y de los pavos en cultivos de células, y reducen la duración de la influenza en aproximadamente cuatro días.

Estudios hechos con bayas de saúco muestran una disminución de los síntomas de la influenza. En 1992-93, durante una epidemia de influenza en el sur de Israel, el 20% de los participantes mostró una mejoría de los síntomas de la influenza, dentro de 24 horas. Esto incluía reducción de la fiebre, de los dolores musculares, de molestias y tos. Hacia el segundo día, un 73% se sentía mejor, en comparación con el 6% que no había sido tratado. Dosis: una cucharadita, cuatro veces al día, al primer signo de resfrío o influenza.

Extracto de hoja de olivo. La hoja del olivo ha demostrado ser un excelente agente antibacteriano. Este suplemento herbario combate las infecciones virales y bacterianas.

Dosis: 500-1000 miligramos cada algunas horas, o dos cápsulas cuatro veces al día.

Cultivo de acidophilus. Después de usar antibióticos, o incluso extracto de hoja de olivo, se aconseja tomar acidophilus para renovar la flora intestinal, puesto que los antibióticos y el extracto de hoja de olivo pueden alterar las bacterias sanas del intestino. Dosis: Una cápsula diaria antes de las comidas.

Ajo. El ajo es fantástico como preventivo y como tratamiento. Tómense dos tabletas tres veces al día, hasta que haya disminuido significativamente la producción de mucosidad, o hasta que el color de la mucosidad sea claro y no amarillo o verde. El ajo también puede contribuir el tratamiento de infecciones óticas. Exprima un diente de ajo hasta que el jugo caiga en una bolita de algodón, y coloque la bolita en el oído. El ajo crudo tiene propiedades antivirales, antibacterianas y fungicidas. En Inglaterra, investigadores descubrieron que el ajo puede acelerar la recuperación de un resfrío y aumentar la resistencia. Los participantes en el estudio tuvieron la mitad de los resfríos y una recuperación más rápida.

Echinacea. La equinácea tiene poderosos efectos antivirales y fomentadores de la inmunidad. Se usa al primer signo de resfrío para acelerar el sistema inmunológico. Se ha descubierto que la equinácea surte más efecto antes de enfermarse, pues desarrolla inmunidad. No se ha establecido que sea igualmente efectiva en el tratamiento de un resfrío o influenza. Dosis: Tómese diariamente según las instrucciones del fabricante. Tómese a diario durante los meses de otoño e invierno.

NAC (n-acetyl cysteina). La NAC es un aminoácido que estimula en forma natural el glutatión, una encima antioxidante. Personas que tienen problemas de autoinmunidad, sufren a menudo de deficiencia de glutatión. NAC se ha usado para elevar la inmunidad a la influenza, y también para tratar problemas respiratorios crónicos. Se llevó a cabo un reciente estudio, en el cual la mayoría de los sujetos tenían más de 65 años. Los resultados demostraron que sólo el 29 por ciento de aquéllos que tomaron NAC desarrollaron síntomas de influenza, comparado con el 51 por ciento de aquéllos que tomaron el placebo. Dosis: 300 mg diarios.

Zinc. El zinc inhibe la reproducción de rinovirus, y se ha descubierto que es particularmente bueno para tratar dolores de garganta virales. Un reciente estudio sobre la efectividad del zinc demostró que el tomar una tableta de zinc cada 2-3 horas, acortaba la duración de los síntomas del resfrío. Una sobredosis de zinc puede tener efectos colaterales, tales como sobre la captación del hierro. Dosis: una tableta cada 2-3 horas mientras dure el resfrío o influenza. Manténgase en la boca por 5-10 minutos. O bien, 30 a 50 miligramos diarios.

Ginseng. Los pacientes que recibieron ginseng experimentaron una incidencia menor de influenza y resfríos, mayor concentración de anticuerpos y niveles más altos de la actividad de las células destructoras naturales. Conocido también como adaptógeno (una sustancia que ayuda a que el cuerpo combata el estrés), se ha demostrado que reduce la duración de un resfrío. Un estudio empleó 200 mg diarios de extracto de ginseng por cuatro meses y descubrió una reducción en la duración de los síntomas. Otro estudio descubrió que el ginseng puede prevenir la enfermedad respiratoria aguda provocada por la influenza (ARI), en pacientes de edad avanzada. Dosis: 200 mg diarios de extracto, o raíz seca (té) hasta 2 g diarios.

Astragalus. El Astragalus membranaceus o leche de algarroba se ha usado en la medicina china por más de 2.000 años para fortalecer los sistemas inmunológico y respiratorio, y para combatir la influenza. El astragalus pertenece a un tipo de hierbas llamadas adaptogenos, y ayuda a que el cuerpo maneje el estrés. El astragalus también combate agentes patógenos, tales como bacterias y virus. Dosis: un gotario de tintura de astragalus (estandarizado con polisacáridos al 15 por ciento) en un líquido caliente, como té o sopa, tres veces al día. Como tabletas, tómese 350 a 400 miligramos, tres veces al día.

Melanie Grimes es escritora, editora médica de la revista homeopática Simillimum por más de 15 años, columnista de Healthnews.com y miembro adjunto de la Bastyr University, de la Seattle School of Homeopathy y miembro del directorio de la American Medical College of Homeopathy.

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